“Pensemos a la crueldad que golpea a tantas personas, que llegan en barcos y son hospedados por países generosos, como Italia y Grecia. Pero después los tratados no dejan… Si en Italia cada municipio recibiera a dos inmigrantes, habría lugar para todos. Que la generosidad de Lampedusa, Sicilia y Lesbos, puedan contagiar a todos. Somos una civilización que no genera hijos y a pesar de ello cerramos las puertas a los migrantes: eso se llama suicidio”. Papá Francisco
domingo, abril 23
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