En el día de la Inmaculada debemos rezar con fuerza a María porque estamos necesitados de la luz de su intercesión.
Debemos mirar siempre al corazón si queremos encontrar el camino para llegar a todos los hermanos. La desesperanza de nuestra impotencia, de nuestro fuerzas quebrantadas y de nuestra falta de solidaridad (dar de lo que necesitamos no de lo que nos sobra) nos deben poner en prevengan con nosotros y leer con detenimiento el Evangelio.
domingo, diciembre 8
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